En este estilo relacional las experiencias del día a día, son tranquilas y predecibles, se alberga una sensación de bienestar interno, porque el estar juntos en familia es grato. La relación con la madre o cuidador significativo es un refugio confortable para el niño o la niña, se experimenta una sensación de protección y amparo en las dificultades y necesidades cotidianas.
Es accesible y seguro emocionalmente. Emite un mensaje de disfrutar de la vida, de una forma amigable en la presencia de la niña o niño.
Regula sus emociones frente a las dificultades laborales, familiares ó de pareja.
Sabe tolerar y adecuar su mundo emocional, a favor del contacto y regulación del niño.
Brinda estabilidad y predictibilidad en sus acciones cotidianas.
Lee las emociones y conductas del niño o niña integradamente, respeta sus sentimientos y características personales, no lo compara con nadie, respetando la singularidad de la forma de su ser.